viernes, 27 de noviembre de 2009

¡VISCA CATALUÑA!

CON EL RESPETO DEBIDO AL PUEBLO CATALÁN QUE NO TIENE CULPA DE QUE CUATRO DESCEREBRADOS LE DEN A LA BOTELLA:

Como asturiano y español de izquierdas nunca pensé que llegaría a estar al cien por cien de acuerdo con un editorial de diarios como el Mundo,la Razón,o ABC.El despropósito de la burguesía catalana al amenazar claramente a la sociedad española con la fuerza a través de los medios,es lo más grave que ha pasado en este país desde el 23-F,sin contar,claro está,los cientos de víctimas del terrorismo vasco e islamita.Este desafío sin precedentes en nuestra continuamente cuestionada democracia,no debería quedar impune y deberían los tribunales tomar cartas en el asunto empezando por llamar a declarar a los promotores de la,a todas luces,declaración de intenciones conspirativas contra el estado español.
Efectivamente,señores míos,los españoles también tenemos dignidad,aunque la mayoría no gocemos de los privilegios que ha ustedes se les ha ido concediendo por intereses puramente partidistas,ya que aquí se pacta con el diablo con excesiva ligereza.Demasiadas concesiones por parte de Zapatero,que no ha tenido en cuenta que a éstos todo les parece poco.Es de soberana torpeza firmarles un cheque en blanco a disidentes,y más lo es no salír inmediatamente en defensa del Tribunal Constitucional,y con ello de la Constitución misma,y de la dignidad del resto de españoles que no han tenido la "suerte" de nacer en Cataluña.
Se pregunta uno si el paso siguiente de los conspiradores será pintarrajear la palabra "español" en los escaparates de aquellos establecimientos que sean sospechosos de españolísmo,si quemarán en grandes piras toda la literatura en español que sea incautada en registros domiciliarios,si expulsarán a los españoles de Cataluña o los mandarán directamente a los crematorios.

Resulta chocante que iconos de estos yuppis como Joan Manuel Serrat o Albert Boabdella no comulguen con sus ruedas de molino y denuncien publicamente la persecución a que está siendo sometida la lengua y cultura española en Cataluña por parte de la Generalitat.Aquí da igual quien gobierne,todos son burguesía acomodada,empresarios disfrazados de presidentes de grandes clubes de fútbol.Sería deseable para estos señores quizá,que el Barça jugara en una liga catalana de primera división con equipos como el Sabadell.el Terrassa,el Olot...y jugar la final,no ya de copa del rey,sino del ilustrísimo president catalán de turno con el Manresa.Y creerán éstos también que gozando de independencia resolverán los problemas de las clases más desfavorecidas.
Vienen éstos Laportas a darnos lecciones de fidelidad y respeto a los españoles cuando son los mismos perdonavidas que en plena guerra civil negociaban con Franco a espaldas de la República (cómo no,de la mano del PNV vasco) una repartición obscena del territorio nacional en conflicto.
¿Se desprende de sus amenazas que están dispuestos a tomar las armas?.¿Y quién las va a tomar,los Laportas o los hijos de los trabajadores?.A la vista de ésto ¿Acaso un gobierno español puede darles la espalda a estos traidores?.

Reivindican cansinamente estas gentes unos supuestos derechos históricos inexistentes,y una supremacía sobre los demás que no tiene parangón en los ambientes más chulescos del Madrí castizo.La apostilla "comunidades históricas" que alguien imprimió desafortunadamente un día en papel,ha causado un efecto insospechado para el autor siendo aprovechada maliciosamente por los nacionalistas,catalanes y vascos primero y gallegos después.Dicha apostilla apunta únicamente a la condición de ser las primeras en disfrutar de un estatuto autonómico en la breve II República.Como es obvio,al comenzar la guerra civil se paralizó el iniciado proceso y las demás entidades regionales no pudieron ver aprobado en Cortes sus proyectos autonómicos.Es más,el estatuto gallego se quedó en papel y el vasco comprendía sólo Álava al inicio de las hostilidades.Caso diferente fue el de Asturias,que tuvo que declararse soberana al verse aislada del resto de la República y traicionada por los fascistas del PNV,por lo que llegó a acuñar moneda propia.
Claro que estas verdades es mejor esconderlas,¿no?.

Y si de derechos históricos trata el asunto les conviene callar por lo ya expuesto y por mucho más.Porque en España todas las comunidades autónomas tienen su historia;y Asturias por ejemplo,en palabras de Jordi Pujol,es la madre de todas ellas.

Cabrá recordar a los "históricos",que tanto se amparan en hechos pasados,que hispania fue llamada así por los romanos,y que cuando eso sucedía Cataluña no existía como entidad administrativa,pertenecía al igual que Asturias a la provincia Tarraconense,desde cuya capital Tarragona partió Augusto con sus legiones a combatír a astúres y cántabros que no aceptaban el yugo romano.
Cabrá recordarles también a éstos que ante la invasión musulmana las mismas gentes lucharon incansablemente por su libertad.Habrá que recordar que en el siglo XIV se reconoció de alguna manera el papel de una empobrecida Asturias en la construcción de España otorgandole el título de Principado,que gustosamente compartimos con nuestros vecinos cántabros,siempre mano a mano en la lucha.Es más,sabemos que la Asturias del río Sella hacia el Oriente es territorio cántabro,pero ni ellos se sienten ofendidos ni nosotros nos creemos más "guapos",la Santina,la virgen de Covadonga es la advocación mariana de ambos pueblos,de ambas comunidades autónomas y nadie se rasga las vestiduras,gesto muy habitual de los nacionalistas catalanes,cuyo victimismo ya raya en la broma pesada.

Entiende uno que se defienda un estatuto muy discutido en defensa de los intereses de todos,pero cuando es en interés de unos pocos,y se hace utilizando los medios de comunicación,a la vez que amenzando y vejando a las "pobres" autonomías españolas,se queda uno en indiscutible fuera de juego.

¡Visca el Barça!¡visca Cataluña!¡Puxa Asturies! y ¡viva España!


EL TEXTO EN CUESTIÓN:


Después de casi tres años de lenta deliberación y de continuos escarceos tácticos que han dañado su cohesión y han erosionado su prestigio, el Tribunal Constitucional puede estar a punto de emitir sentencia sobre el Estatut de Catalunya, promulgado el 20 de julio del 2006 por el jefe del Estado, rey Juan Carlos, con el siguiente encabezamiento: "Sabed: Que las Cortes Generales han aprobado, los ciudadanos de Catalunya han ratificado en referéndum y Yo vengo en sancionar la siguiente ley orgánica". Será la primera vez desde la restauración democrática de 1977 que el Alto Tribunal se pronuncia sobre una ley fundamental refrendada por los electores.

La expectación es alta. La expectación es alta y la inquietud no es escasa ante la evidencia de que el Tribunal Constitucional ha sido empujado por los acontecimientos a actuar como una cuarta cámara, confrontada con el Parlament de Catalunya, las Cortes Generales y la voluntad ciudadana libremente expresada en las urnas. Repetimos, se trata de una situación inédita en democracia. Hay, sin embargo, más motivos de preocupación. De los doce magistrados que componen el tribunal, sólo diez podrán emitir sentencia, ya que uno de ellos (Pablo Pérez Tremps) se halla recusado tras una espesa maniobra claramente orientada a modificar los equilibrios del debate, y otro (Roberto García-Calvo) ha fallecido.

De los diez jueces con derecho a voto, cuatro siguen en el cargo después del vencimiento de su mandato, como consecuencia del sórdido desacuerdo entre el Gobierno y la oposición sobre la renovación de un organismo definido recientemente por José Luis Rodríguez Zapatero como el "corazón de la democracia". Un corazón con las válvulas obturadas, ya que sólo la mitad de sus integrantes se hallan hoy libres de percance o de prórroga. Esta es la corte de casación que está a punto de decidir sobre el Estatut de Catalunya. Por respeto al tribunal –un respeto sin duda superior al que en diversas ocasiones este se ha mostrado a sí mismo– no haremos mayor alusión a las causas del retraso en la sentencia.

La definición de Catalunya como nación en el preámbulo del Estatut, con la consiguiente emanación de "símbolos nacionales" (¿acaso no reconoce la Constitución, en su artículo 2, una España integrada por regiones y nacionalidades?); el derecho y el deber de conocer la lengua catalana; la articulación del Poder Judicial en Catalunya, y las relaciones entre el Estado y la Generalitat son, entre otros, los puntos de fricción más evidentes del debate, a tenor de las versiones del mismo, toda vez que una parte significativa del tribunal parece estar optando por posiciones irreductibles. Hay quien vuelve a soñar con cirugías de hierro que cercenen de raíz la complejidad española. Esta podría ser, lamentablemente, la piedra de toque de la sentencia.

No nos confundamos, el dilema real es avance o retroceso; aceptación de la madurez democrática de una España plural, o el bloqueo de esta. No sólo están en juego este o aquel artículo, está en juego la propia dinámica constitucional: el espíritu de 1977, que hizo posible la pacífica transición. Hay motivos serios para la preocupación, ya que podría estar madurando una maniobra para transformar la sentencia sobre el Estatut en un verdadero cerrojazo institucional. Un enroque contrario a la virtud máxima de la Constitución, que no es otra que su carácter abierto e integrador.

El Tribunal Constitucional, por consiguiente, no va a decidir únicamente sobre el pleito interpuesto por el Partido Popular contra una ley orgánica del Estado (un PP que ahora se reaproxima a la sociedad catalana con discursos constructivos y actitudes zalameras). El Alto Tribunal va a decidir sobre la dimensión real del marco de convivencia español, es decir, sobre el más importante legado que los ciudadanos que vivieron y protagonizaron el cambio de régimen a finales de los años setenta transmitirán a las jóvenes generaciones, educadas en libertad, plenamente insertas en la compleja supranacionalidad europea y confrontadas a los retos de una globalización que relativiza las costuras más rígidas del viejo Estado nación. Están en juego los pactos profundos que han hecho posible los treinta años más virtuosos de la historia de España. Y llegados a este punto es imprescindible recordar uno de los principios vertebrales de nuestro sistema jurídico, de raíz romana: Pacta sunt servanda. Lo pactado obliga.

Hay preocupación en Catalunya y es preciso que toda España lo sepa. Hay algo más que preocupación. Hay un creciente hartazgo por tener que soportar la mirada airada de quienes siguen percibiendo la identidad catalana (instituciones, estructura económica, idioma y tradición cultural) como el defecto de fabricación que impide a España alcanzar una soñada e imposible uniformidad. Los catalanes pagan sus impuestos (sin privilegio foral); contribuyen con su esfuerzo a la transferencia de rentas a la España más pobre; afrontan la internacionalización económica sin los cuantiosos beneficios de la capitalidad del Estado; hablan una lengua con mayor fuelle demográfico que el de varios idiomas oficiales en la Unión Europea, una lengua que en vez de ser amada, resulta sometida tantas veces a obsesivo escrutinio por parte del españolismo oficial, y acatan las leyes, por supuesto, sin renunciar a su pacífica y probada capacidad de aguante cívico. Estos días, los catalanes piensan, ante todo, en su dignidad; conviene que se sepa.

Estamos en vísperas de una resolución muy importante. Esperamos que el Tribunal Constitucional decida atendiendo a las circunstancias específicas del asunto que tiene entre manos –que no es otro que la demanda de mejora del autogobierno de un viejo pueblo europeo–, recordando que no existe la justicia absoluta sino sólo la justicia del caso concreto, razón por la que la virtud jurídica por excelencia es la prudencia. Volvemos a recordarlo: el Estatut es fruto de un doble pacto político sometido a referéndum.

Que nadie se confunda, ni malinterprete las inevitables contradicciones de la Catalunya actual. Que nadie yerre el diagnóstico, por muchos que sean los problemas, las desafecciones y los sinsabores. No estamos ante una sociedad débil, postrada y dispuesta a asistir impasible al menoscabo de su dignidad. No deseamos presuponer un desenlace negativo y confiamos en la probidad de los jueces, pero nadie que conozca Catalunya pondrá en duda que el reconocimiento de la identidad, la mejora del autogobierno, la obtención de una financiación justa y un salto cualitativo en la gestión de las infraestructuras son y seguirán siendo reclamaciones tenazmente planteadas con un amplísimo apoyo político y social. Si es necesario, la solidaridad catalana volverá a articular la legítima respuesta de una sociedad responsable
http://www.lavanguardia.es/politica/noticias/20091126/53831123016/la-dignidad-de-catalunya.html



LA VANGUARDIA SE HACE ECO LA REACCIÓN DE LA PRENSA MADRILEÑA:


Barcelona. (Redacción).- La prensa española de edición en Madrid ha contraatacado el editorial en favor del Estatut y por 'La dignidad de Catalunya' publicado ayer por los doce diarios catalanes

El Mundo, La Razón y ABC son los diarios que expresan con más contundencia el rechazo a lo que ellos califican como "presión al Constitucional" y defienden la unidad de España y de la Constitución. También El país dedica una parte de su editorial a la prensa catalana, en el que critica "la presión" que la iniciativa hace al TC.

Con el título "'La dignidad de los españoles' (incluidos al menos 2,7 millones de catalanes)", el diario El Mundo imita el título del editorial de los diarios catalanes pero para atacar la iniciativa, que considera un "intento de presión al Constitucional".

El diario de Pedro J. Ramírez afirma que "sí, por descontado, es respetable la voluntad de los 1,9 milones de catalanes" que refrendaron el Estatut, es "ocho veces más respetable" la voluntad de los 15,7 milones de ciudadanos españoles que votaron a favor de la Constitución en 1978.

A partir de aquí, el rotativo hace una defensa contundente de la Constitución y avisa a quien no le guste que "proponga un cambio" del texto. Además, tal como ya avanzó durante el día de ayer, reitera "Es imposible decir más falsedades con peor intención en menos espacio" y critica el apoyo que el texto ha recibido del presidente José Montilla y de la mayoria de partidos catalanes.

El diario madrileño también aprovecha su editorial para atacar el catalàn asegurando que el gobierno de esta Comunidad "ha erradicado el castellano de las aulas y hasta de los patios de escuela".

El diario Abc responde a la iniciativa de la prensa catalana con un editorial que abre su portada y que titula "La dignidad de la Constitución", donde aprovecha el texto para denunciar "la estrategia de coacción y deslegitimación desarrollada por el tripartito catalàn y CiU contra el Tribunal Constitucional". Además califica la iniciativa de "ultimátum publicado como editorial".

El rotativo considera que el editorial conjunto incluye "una amenaza de una 'legítima respuesta' a cargo de la sociedad catalana". Además, reclama a Montilla y a todos los partidos catalanes que expliquen cual será su respuesta ante la sentencia del TC.

También critica la demanda de "privilegios" que consideran las reivindicaciones hechas desde el editorial conjunto y defiende que la "dignitad de Catalunya está en su pasado, en su presente y en su futuro como parte fundamental de España".

Terminan el texto atacando al presidente español: "Esta defensa del Estatut (...) se fundamenta en la irresponsable decisión de José Luis Rodríguez Zapatero y del PSOE de convertirlo en el precio de un pacto político entre la izquierda socialista y el nacionalismo catalán para evitar una nueva victoria electoral de la derecha". "Este es el monstruo creado por la ambición política de Zapatero", sentencia.

En cuanto a La razón, el diario pide"respeto para el TC y para las reglas de la democracia" y considera que criticar el alto tribunal por una sentencia "que todavía no existe es grave e irresponsable".

El diario El País, es más moderado, pero también critica la presión que representa el editorial unitario hacia el Constitucional y sus miembros. "Despejar dudas sobre la legitimitad" del TC y sus miembros.

El rotativo madrileño, aunque defiende la libertad de expresión de la prensa catalana, considera la iniciativa "de carácter eminentemente político" y duda que esta sea "la función" de los medios de comunicación.
http://www.lavanguardia.es/politica/noticias/20091127/53832651779/los-diarios-de-madrid-contraatacan-el-editorial-pro-estatut-de-catalunya.html


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